Hoy nos hemos desayunado una noticia que nos sorprende por
el trasfondo de la misma y los interlocutores en liza: Fin
del Bisindicalismo.
Podríamos hacer una interpretación partidista y egoísta de estas
noticias y sumarnos al carro seguramente la mayoría de trabajadores y lectores estarían
de acuerdo en todo lo que publicásemos al respecto. No vamos a subirnos a ese
carro.
Generar subidas de adeptos en base a toquetear los instintos
mas primarios de las personas es un camino que lleva a ninguna parte, si bien
es cierto que los resultados inmediatos pueden tener sus atractivos en
organizaciones mediocres con un fondo obrero poco consistente. Tampoco cabe
duda que no hay que encorsetarse en mantener la neutralidad cuando hemos visto
en multitud de ocasiones como los ahora criticados han tirado de demagogia para
criticar que los otros sindicatos hemos criticados
sus acciones desvergonzadas o incluso sus inacciones en flagrantes casos de
ataques a los trabajadores.
El sindicalismo de clases no está acabado, en contra de lo
que se manifiesta en el artículo referenciado, al contrario, los trabajadores debemos
de estar presentes en todos los ámbitos sociales y económicos, pero desde una
referencia clara sobre los intereses que representamos e intentando que se
integren los valores obreros en el ámbito empresarial, todo ello sin dejar de
lado los propios intereses de las otras partes.
Hablar de los intereses de las otras partes puede ser entendido
como entrar en un pseudocompadreo que puede dar lugar a que sea usado contra
los propios trabajadores si se tratan desde un prisa demagogo, cuando en realidad
de lo que se trata es precisamente del
equilibrio para que todas las partes sean beneficiarias en una cuota lo
suficientemente justa que evite abuso de cualquiera de las partes.
Actualmente el equilibrio está roto en beneficio de los
poderes económicos y políticos en detrimento de los intereses del trabajador.
Volviendo al tema sindical. Hablar de modelo de sindicalismo
y engarzarlo, como norma general, a determinadas
siglas es como decir que el ideario de izquierdas lo encarna en exclusividad el
PSOE o el de derechas el PP, craso error. Los modelos de sindicalismo que
representan los sindicatos que han hecho acopio en exclusiva del sindicalismo
de clase, no son modelos caducos u obsoletos si atendemos a su estructuración a
nivel de funcionamiento básico, al contrario de lo que sucede si atendemos a su
organización jerárquica y económica, donde observamos que está completamente
obsoleta, caduca e inoperante.
Durante años, estas organizaciones, han pasado de tener
afiliados comprometidos a elaborar un sistema macroeconómico con el que comprar
afiliados. Para ello han contado ineludiblemente con la colaboración de los
poderes económicos y políticos, algo que a las partes se les está yendo de las
manos dado que han perdido el control sobre los propios trabajadores cuando el
sistema no ha soportado más la compra de apoyos.
La proliferación de sindicatos independientes o corporativos
no suponía ningún tipo de impedimento dado que las leyes laborales garantizan
la hegemonía de las dos grandes organizaciones en todos los niveles de decisión,
eso aderezado con una buena política propagandística de demonización, para la
que cuentan con la inestimable ayuda de los poderes facticos, de estas
organizaciones independientes les ha mantenido en la cresta de la ola durante
algunos años más.
En este punto hemos insistido una y otra vez intentando
hacer ver a los propios trabajadores que ellos deben de ser protagonistas en
las organizaciones en las que militen, solo ellos, pensando desde el punto de
vista de solidaridad obrera, son los que pueden conseguir que las
organizaciones se desfasen como ha ocurrido en las aludidas.
En contra de lo que muchos creen, no estamos ante ese final,
como no estamos ante el final del bipartidismo. El nacimiento de organizaciones
paralelas es una de las estrategias más comunes para controlar a los votantes o
afiliados insurrectos. Estas organizaciones recogen claramente los extremos de
las ideologías e incluso nacen sin paradigmas ideológicos visibles, son simples
ilusiones ópticas organizadas, en muchas ocasiones incluso muchos de sus
dirigentes son ajenos a esa estrategia, algo que puede parecer conspiranoico
pero que es aconsejable barajar aunque sea a nivel de reflexión personal.
Como hemos dicho al comienzo de este texto, los trabajadores
tenemos que fijarnos en el fondo y dentro de este fondo conocer de donde emanan
las cuestiones, para que se deben usar las herramientas y cuáles son los
mecanismos de control que debemos proponer e implantar en las organizaciones
sindicales y políticas en las que militemos o sobre las que depositemos nuestra
confianza…¿Cómo se consigue eso?...puyes con una receta simple y sencilla:
PARTICIPACION ACTIVA DESDE LAS IDEAS.
La participación activa es la única medicina contra la demagogia.
Ni un solo trabajador que participe activamente en una organización puede ser
objeto de manipulación con frases claramente dirigidas a generar envidias o
animadversiones sobre la base de presuntos hechos no demostrables, es imposible
si se tiene conocimiento de causa. En este punto también encontramos como la degeneración
de las organizaciones aludidas al principio han sido determinantes en la desmovilización
de la sociedad.
Desmovilización es sinónimo de despreocupación y lleva
ineludiblemente a la vulnerabilidad en materia de manipulación mediática…Estrategia
de control social.
En esto último está la clave…analizadlo…si retomáis estas letras
podréis observar como la noticia, leída a fondo y entre líneas, mantiene el
reiterado y erróneo concepto del; quítate tú solo con el objetivo de ponerme yo.
Es totalmente lícito el uso de este tipo de estrategia, la ética del uso de las
mismas es más que discutible.
Nosotros pensamos que hay que cambiar la forma de actuar y
tenemos que ser conscientes que esta tarea requiere de años, muchos años, para
lograr implantarla. No se puede solicitar participación y compromiso para que
surja efecto de manera inmediata, con lo que ello supone de desmotivación para
los promotores de esta idea al encontrarse con el hándicap de una sociedad que “exige”
resultados inmediatos y a la que durante muchos años se ha ido modelando precisamente
para lo contrario.
Es cierto que quizás ningún de los actuales lectores y
promotores tengamos la suerte de ver el resultado de la implantación de este
tipo de ideas, de forma de actuar o de paradigma, es más, puede que jamás se implante.
Lo que es ineludiblemente cierto es que el no intentarlo supone de facto condenar
a las generaciones futuras a la esclavitud, la esclavitud de hijos y nietos de
manera perpetua y, sí, es muy complicado e incluso utópico, pero ahora se puede
seguir perseverando en la corrección sin llegar a rupturas sociales traumáticas,
bélicas o proscritas, teniendo en cuenta que ¡tu! Eres el ejemplo….depende de
ti…piénsalo.