En muchos de los escritos que hemos realizado hemos venido
comentando el olvido de ideales que está soportando la sociedad y en este vamos
a ahondar en ello, aunque de otra forma.
Las organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos,
asociaciones de vecinos, etc., son tendentes en muchas ocasiones a hermetizar
(no confundir con secretismo) sus organigramas, la mayoría de las veces más
como autodefensa de la organización o del objetivo a conseguir que por otras
historias.
La efectividad de ese hermetismo, en la mayoría de las
ocasiones, hace que los enemigos o afectados por determinadas actuaciones sean
tendentes a demonizar intentando sembrar permanentes dudas en cuanto a la
gestión.
No obstante hay organizaciones, como la nuestra, que trabajan
o se crean más trabajo adicional al objeto de abrir cauces informativos que estén
lo más cercano a la trasparencia total pero que a su vez no ponga en peligro
los movimientos estratégicos para conseguir los objetivos prefijados.
Ese equilibrio es ciertamente complicado y para conseguirlo
se necesita haber generado la suficiente confianza como para tener ese pequeño
margen de maniobra que permita que las reacciones o los caminos a seguir estén lo
suficientemente pensados como para conseguir los objetivos, lo que nada tiene
que ver con una acción- reacción inmediata o previsible.
Precisamente los dogmas y estigmas son las principales armas
de los afectados por la efectividad de las acciones de las organizaciones. La utilización
demagógica de la combatividad puede ser una de ellas, la de forzar a chocar
contra el mismo muro una y otra vez de la misma manera sin buscar alternativas más
que el ariete ¿se hubiese invadido Troya con las técnicas de combates
habituales de la época?...¿dejaron los aqueos de ser menos aguerridos por
ello?...es evidente que no, incluso diríamos mas, aprendieron nuevas tácticas
de aplicación en otras batallas lo que genero menos necesidad de solados y por
consiguiente malestar en esos que no saben adaptarse a la espera por su incapacidad
de moverse en otras situaciones fuera del conflicto permanente.
Tras la apreciación anterior sobre los peligros de los
intereses ocultos, muchos de vosotros conocéis que la transparencia de nuestra organización
está por encima de la media, diríamos que casi rozando el absoluto, pero no
podemos olvidar o dejar a un lado ese peligro y mucho menos ver en el debate
signos de desunión, al contrario, tenemos que ver en él un reflejo de pluralidad
que no exonera a nadie de haber sido parte de los fracasos o de los éxitos.
La creación de nuevos canales de información es siempre
positiva y aunque todos los principios son difíciles entendemos que, como la gestión
de las negociaciones, el porcentaje de resultados positivos es lo que
determinara su eficacia sobre todo porque la cercanía con los representados es
lo que hace mantener la “idiosincrasia” de las organizaciones…no se puede ser
un monstruo orgánico ajeno a las bases, ni tampoco un puñado de pollos sin
cabeza.
No cabe duda que los representantes tiene que tener claro que
existen cuestiones en las que no se pueden fallar; el altruismo, la dedicación,
el convencimiento en lo que se hace, pero sobre todo la capacidad de rectificación….a
estas se le pueden sumar muchas más pero está claro que sin estas cuestiones estaríamos
ante meros oradores o charlatanes de feria que aparentan más de lo que en realidad
son y que solo dicen al de al lado lo que quiere escuchar…ejemplos en Tussam
tenemos demasiados de esos..!!será por Jamones!!.