El pasado viernes, el compañero
Paco, nos deleito con un texto que, a modo de recordatorio, aunque es solo un intento de protagonismo personal por su parte, hacía un repaso a
las actuaciones y omisiones de ese dirigente político que fue cómplice
necesario, repetimos, por acción u omisión, para llevar a cabo la dura etapa
represiva sufrida por los trabajadores de Tussam. Queda claro que todos nos
alegramos cuando un político que no ha actuado correctamente empieza a pagar
por sus actos, aunque como bien dice el compañero Paco, aun quedan otros que,
hasta ahora, se están largando de rositas, ojo, hasta ahora
Los hechos, son los hechos. Está
claro que los políticos militantes de partidos de izquierdas son fiscalizados
por la sociedad aun más si cabe que los políticos
de derechas, a estos últimos se les presuponen, de salida, actuaciones de corte
fascistoide como norma general y por lo tanto a nadie extrañaría si actuasen de
manera represiva sobre los trabajadores.
En este orden de cosas tenemos
que hacer una distinción entre dos cuestiones que inicialmente están interrelacionadas;
Los hechos y las ideas.
Los hechos no se pueden cambiar,
pero los hechos no deben de
llevar a generar mecanismos de corrección que beneficie a los que, por ideas,
actuaran de la misma manera, pero sin complejos. Es decir, las acciones represivas,
antisociales, especulativas, etc, que, desviándose de su ideario político,
realicen dirigentes de partidos de izquierdas no puede tener como consecuencia
que la ciudadanía vote precisamente a un partido de derechas (el que sea) como
castigo a ese otro de izquierda porque, de hacerlo así, estamos promoviendo y
autorizando a través de la urnas (véase actual legislatura a nivel
nacional) a realizar la política que precisamente
se intenta castigar. Toda una paradoja.
Todo lo anterior hace que las
ideas se confundan, que se entre en el debate fácil de que ya no existen ideologías,
que todos los políticos son iguales, lo que deriva en un pensamiento plano que
indudablemente beneficia a la derecha, por el engrandecimiento centrista “Llano”,
una total ausencia de valores.
Como vimos en el artículo
de ayer, quisimos aclarar el nacimiento de términos derivados de
posicionamientos políticos. Los que habéis leído atentamente y entre líneas dicho
artículo, seguramente hayáis deducido, analizando la historia posterior de
manera pormenorizada, que el carácter cíclico
de las alternancias políticas nos lleva a pensar en que son siempre los mismos los
que sacan tajadas y que dichos ciclos se basan más en la degeneración de los
dirigentes de izquierda que en las virtudes de los de derechas, así como en la
candidez del pueblo llano que, cual niño pequeño al que le dan a elegir entre
dos juguetes, una divertido pero sucio y roto y otro reluciente, llamativo,
pero con elementos peligrosos para su integridad, que le meten por los ojos, eligen sin darse
cuenta de que están en una habitación llena de juguetes y que puede elegir entre
muchos divertidos y sin peligrosidad .
Queda claro que la solución podría
pasar por establecer mecanismos de autocontrol y de limitación de poder dentro
de las organizaciones de izquierda y extender esos mecanismos a las instituciones
públicas.
La segunda parte la podríamos encontrar
en la participación activa y constante de la sociedad, sobre todo en los órganos
internos de los partidos de izquierdas, solución que tiene como principal
dificultad el alto grado de desencanto creado hasta el día de hoy y el
pensamiento generalizado de que la única salida es la individual, salida
fomentada por los altos niveles de clientelismos generados precisamente por
partidos supuestamente de izquierdas.
Si traspasamos este análisis al plano sindical observaremos mucha similitud y llegaremos a la conclusión de que las soluciones pasan por el mismo camino…
Para cerrar, teniendo en cuenta que podríamos resumir en que la izquierda tiene las ideas, las ganas y el poder del pueblo para poder cambiar el sistema, y que la derecha tiene los medios económicos y mediáticos para controlar y comprar que el sistema no cambie, no queremos dejar pasar la oportunidad de hacer referencia a ese parasito que pasa inadvertido y que se nutre de lo mejor de la izquierda, el pueblo, y de lo mejor de la derecha, el poder, pero que no se moja en nada, que no tienen línea, y que se prostituye a uno u otro bando según le convenga a sus dirigentes…el enemigo silencioso y más peligroso, el mercenario centro….¿conocéis el significado de mercenario?...¿creéis que un mercenario se decantara, llegado el caso, por un ideal o por dinero?....también podéis traspasar esto al plano sindical de Tussam y encontrareis también claramente al “centro” sindical.