La vida cambia, los tiempos pasan, solo los ególatras y los fascistas juegan a crear sociedades a su imagen y semejanza.
En la última guerra mundial, dado el control que tenían del
sistema, los fascistas aplicaron, gracias
a la maquiavélica mente de un tal Goebbels, los 11 principios de la
propaganda nazi. A día de hoy los mal llamados socialistas y/o los
autodenominados de izquierdas intentan imponer sus dictaduras utilizando los
mismos principios.
Pongamos un ejemplo cercano o apliquemos esos principios a
nuestro entorno laboral pivotado por falsos socialistas:
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar
una única idea, un único Símbolo;
Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o
individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el
adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el
ataque. “Si no puedes negar las malas
noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir
cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser
popular, adaptando su nivel al menos
inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande
sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa;
además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y
repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes
perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en
verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un
ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en
otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder
contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a
partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y
disimular las noticias que favorecen el adversario, también
contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la
propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología
nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que
puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha
gente que se piensa “como todo el
mundo”, creando impresión de unanimidad.
Sí, seguro que a medida de que avanzas en la lectura te van
sonando las tácticas aplicadas en Tussam en los últimos 7 años.
No nos extendemos más por eso del principio de simplificación,
claro que tampoco vamos a usarlo, sencillamente nos ha parecido ciertamente
ilustrativo que los principios nazis lo sigan aplicando sus herederos del siglo
XXI, solo que ahora se hacen mal llamar; sociatas
y sindicalistas.