A día de hoy, en el
siglo XXI, inmersos en el juancarlismo tolerado por la Unión Europea, el
trabajador honrado, el que vive del esfuerzo de su trabajo, sólo tiene un
enemigo, la burla de los llamados sindicatos de clase, sindicatos verticales de
la monarquía.
Subvencionados por el
Estado, ajenos a los problemas reales de empleo en una Unión Monetaria Europea
mal concebida, con la que comulgan a pies juntillas, los sindicatos llaman a
los trabajadores a la fiesta del Primero de Mayo para apoyar las medidas
gubernamentales que destruyen el tejido productivo. A saber:
Apoyo a la destrucción
de empleo como única salida de la crisis económica. Entregada la soberanía
monetaria al Banco Central Europeo controlado por alemanes y franceses, sin
mecanismos de redistribución fiscal en la UE, las empresas se ven obligadas a
reducir costes mediante el despido para no quebrar, sin capacidad de aumentar
la competitividad manteniendo el empleo mediante una devaluación monetaria.
Apoyo a la
recapitalización bancaria con los impuestos de los trabajadores, lo que no ha
evitado la estrangulación del crédito necesario para mantener los puestos de
trabajo y ha supuesto la destrucción de una de cada diez empresas,
retrocediendo a niveles de hace cinco años en el número de éstas.
Apoyo al endeudamiento
de los trabajadores a través de la financiación de una burocracia nacionalista
hipertrofiada en 17 feudos autonómicos incapaces de crear proyectos económicos
que no beneficien exclusivamente al capital financiero regional.
Apoyo a un modelo
productivo basado en la explotación de mano de obra barata en el sector
servicios y a un modelo de desarrollo económico basado en el pelotazo
urbanístico, el fraude y la destrucción del paisaje natural.
Apoyo a las medidas de
imagen y al secuestro de la información, llevada por el ejecutivo socialista,
que se plantea como un gran triunfo no llegar a los cinco millones de parados,
cuando existen mas de un millón de familias con todos sus miembros en paro.
Los sindicatos
verticales, CCOO y UGT, eluden el debate que la clase trabajadora necesita. El
enemigo del trabajador es el sindicato vertical, CCOO-UGT. El sindicalismo
vertical se burla de los trabajadores enarbolando la demagogia trasnochada para
apoyar la burocracia subvencionada por el capital financiero. Por eso los
trabajadores honrados no pueden estar afiliados a estos sindicatos y deben
organizarse en las mónadas republicanas para poder denunciar la hipocresía de
quienes hablan en nombre de los trabajadores y los condenan a la exclusión
laboral.
VIA; http://diariorc.com/archivorc/lunes/49-enemigos-de-lo-natural/1862-el-enemigo-del-trabajador.html
VIA; http://diariorc.com/archivorc/lunes/49-enemigos-de-lo-natural/1862-el-enemigo-del-trabajador.html