domingo, 26 de enero de 2014

ZAS:::ZAS

Hoy día vivimos la cultura de la inmediatez, del capricho consentido, de la estupidez más absoluta, etc, excelente caldo de cultivo para la proliferación desalmados y demagogos que hacen su agosto utilizando sus argucias para que, a través de los caprichosos, sacar sus réditos.
¿Quién no se ha enfadado, como padres, con aquel asiático que ponía en las manos de sus hijos un artefacto luminoso con llamativos destellos de colores y hacia llorar al niño cuando no se lo compraba?...pues igual pero con los adultos.
A nadie se le escapa que un dulce siempre es del agrado de casi todos, a nadie se le escapa que resistir la tentación de comerlo, cuando te lo meten por los ojos, te puede quitar el disfrute momentáneo del mismo. Pero también todos sabemos que tanto el placer como la decepción de ese instante son efímeras por su absoluta artificialidad.
Con lo anterior podemos deducir varias cosas, negativas y positivas, manipuladas o planificadas, deseadas o impuestas…solo hace falta hacer un análisis global de las necesidades o de la conveniencia y en eso es cierto que solo las personas con un grado de personalidad suficiente son capaces de detectar y corta los hilos que los aprovechados y desalmados desean manejar para moverlas a su antojo.
En política existe mucho de eso y en sindicalismo aun mas, grupúsculos minoritarios que en busca de otros intereses, alejados de los generales, urden estrategias para forzar a las mayorías a hacer los que ellos quieren enmascarando sus acciones con ese supuesto interés general y dejando halos de posible deshonestidad en todo aquel que no siga sus “instrucciones”.
Aun recordamos como en Tussam, allá por los años 2001, algunos se dejaron manejar por minorías que estuvieron cuatro años con más poder que los elegidos por los trabajadores…el castigo de las urnas fue absolutamente contundente a las siguientes elecciones y por dos motivos…los hechos y la pérdida de identidad..
Es posible que ese germen este de nuevo pululando en el entorno de las organizaciones sindicales, en los internos de las mismas y en las interrelaciones de ellas, pero está claro que reiterar o redundar el error solo es sinónimo de estupidez manifiesta y de eso hay mucha tela que cortar en esta empresa.
No vamos a obviar que en el interno de las organizaciones también existen sujetos que, pretendiendo vivir de las rentas de un determinado y puntual hecho del pasado, van de puros y revolucionarios de pacotilla que únicamente tiene en su curriculum cuatro panderetazos y pocos resultados