Y de repente, con sigilo y con prudencia, con una demostración de su capacidad de control y de sus expresiones firmes pero pacíficas, los denostados perroflautas se convirtieron en árbitros de la política española. Tan solo un mes y cinco días después de su nacimiento el 15-J, de sufrir una campaña política y mediática de descrédito para presentarlos como una “fuerza antisistema, guerrilla urbana y kale borroka”, cientos de miles de personas, tal vez un millón de españoles y españolas demostraron más cordura que la clase dirigente.
"En ninguna ciudad española hubo autobuses fletados y pagados por organizaciones políticas. Cada ciudadano compartió el agua y la comida con su vecino. No hubo consignas políticas ni líderes impuestos. ¿Qué partido político está en condiciones de realizar una demostración de fuerza pacífica como la de ayer en todas y cada una de las ciudades de España?
El movimiento que se presentó en sociedad el pasado 15-M ha dado un salto exponencial en la formidable demostración de fuerza pacífica de ayer, 19-J.
La inteligencia de este movimiento transversal ha esquivado la infamia que quería condenarlo como si fuera un movimiento antisistema. Quizá lo es, sin duda lo es, pero no en la acepción al uso. Es un movimiento antisistema porque no está de acuerdo en la forma en la que se manifiesta la política, no acepta que la soberanía esté subordinada a los mercados y exige transparencia política, cercanía y democracia económica. No acepta el recorte del estado del bienestar y pretende que la corrupción, las enormes desigualdades sociales y los abusos de los sectores financieros se terminen.
"El éxito de las manifestaciones de ayer es triple. Primero le da una continuidad expansiva al movimiento. Frente al cansancio que algunos apuntaban como una esperanza para sus intereses, la afluencia masiva a las manifestaciones de ayer –con todo los intentos de maquillar, disminuyendo las cifras de asistencia- demuestra que el movimiento está en fase ascendente y sin síntomas de fatiga.
En segundo lugar, los intentos de desacreditar a los “indignados” por los actos violentos protagonizados en Barcelona por una minoría que todavía está sin identificar, han resultado fallidos. Casi un centenar de manifestaciones en todo el mundo en los que sólo en la ciudad de París ha habido situaciones de violencia que habrá que investigar. En España, en todas las manifestaciones, ni un solo incidente digno de señalar.
En tercer lugar, la manifestación de ayer asegura continuidad a los “indignados”, empieza a concretar sus demandas políticas y motivará que los partidos políticos, a un plazo máximo de nueve meses para las elecciones generales, se vean obligados a tener en cuenta el arbitraje que puede jugar este movimiento.
Para los partidos, instituciones y medios de comunicación que siguen sin entender nada de lo que está ocurriendo en España, lo de ayer es un foco de luz que les ha tenido que dejar ciegos por un momento.
La derecha extrema y la caverna mediática falta al respeto, desprecia e insulta a los “indignados”. Los medios de comunicación tradicionales dan zigzagueos que oscilan entre los intentos de adulación interesada, las manifestaciones para promover el descrédito y las rectificaciones cómicas que descubren su falta de criterio.
Adoran las declaraciones de Stéphane Hessel y José Luis Sampedro siempre que no pasen de ser un ejercicio intelectual que no amenace a los intereses del stablishment. Pero luego se desentienden de lo que dicen estos pensadores cuando comprueban que cientos de miles de personas les están haciendo caso.
Ocurre que los perroflautas han despertado el pánico con la fuerza de la no violencia.
PD: Lo de La Razón es manifestamente querellable. Pura inmundicia.
VIA: CARLOS CARNICERO