Dando un repaso a la batería de últimas noticias que tiene relación con el ámbito de nuestra empresa de manera directa o indirecta hay cosas que llaman significativamente la atención.
El pasado lunes recibimos una nota de prensa de un partido político en la que se denunciaba la circunscripción al ámbito de Sevilla capital, por cambio realizado en la norma interna, de los minutos de silencio cada vez que un trabajador fallecía, en cualquier parte del territorio andaluz, víctima de accidente de trabajo.
Evidentemente no es plato de nuestro agrado que se recorten los mecanismos defensivos que tengan a disposición los trabajadores para defender los abusos de la patronal, especialmente en ámbitos como el de la sinestralidad laboral. Aunque no es menos cierto que, fiel a nuestro estilo, denunciemos que existan personas u organizaciones que utilicen estos medios de manera demagógica e interesada en función de otros intereses ajenos a los propios de prevenir, mediante mecanismos como este, los casos de muertes en el trabajo.
¿Por qué decimos esto? Por la sencilla razón de que esos minutos de silencio no se han realizado con todos los casos de muertes en el trabajo. Como todos sabéis, la muerte de nuestro compañero José Luis Alonso fue, según una sentencia que así lo considera, ha sido considerada como accidente laboral, sentencia con un texto demoledor que deja entrever la relación directa entre el presunto acoso laboral y la muerte del compañero. Bien, en este caso no se realizo ningún minuto de silencio, ni antes de la sentencia, ni después.
Parece ser que este se realizaba según la empresa en la que prestaban sus servicios los trabajadores, es decir, se le exigía a los empresarios lo que el propio Ayuntamiento infringía. ¿Qué estamos de acuerdo con mantener esas exigencias? Por supuesto, e incluso aumentarlas, pero para todo y todos, el primero que tiene que dar ejemplo es el ayuntamiento y de eso en los últimos años, cero patatero, por mucho que ahora se denuncien recortes en las escenificación hipócrita de falsos idealismos.