Si analizamos nuestra empresa, como un simbólico espejo, se podría
determinar con un alto nivel de acierto que en el que se puede ver reflejada, a
grandes rasgos, la sociedad actual.
A lo largo de los últimos cuarenta años hemos visto como la sociedad,
entendiendo como porcentaje más alto de la misma a la clase trabajadora, se ha
ido deteriorando a nivel ideológico hasta llegar a los límites actuales,
limites cercanos al punto de no retorno.
El paso del sindicalismo reivindicativo puro, al sindicalismo clientelar
no ha sido más que el reflejo del paso del trabajador que creía en la lucha de
clases, la lucha de por sus derechos y la convicción de la victoria de esa
lucha, entendiendo como victoria el equilibrio y no el chantaje, en ambos
sentidos, a dar paso al trabajador conformista, sin esperanza y sin confianza
en los sindicalistas a nivel general o en la lucha global, trabajadores con la
única visión del sindicato como medio de conseguir sus aspiraciones personales
y no como herramienta conformada y gestionada intrínsecamente por trabajadores.
Esta evolución negativa ha sido alentada desde los sectores oficialistas
de los grandes sindicatos y no reconducidas por los sindicatos que, con una
estructura diseñada y técnicamente fuerte, no han sabido o querido dar el paso
a ser alternativa real, entre otras cosas porque cuando han tenido la
oportunidad han actuado igual que los sindicatos oficiales, lo que ha generado
esa pérdida de confianza en la alternativa y ha contribuido, más si cabe, a ese
deterioro del que estamos hablando.
Llegados a este punto hemos de indicar que el sindicalismo equilibrado,
ese que está en el término medio entre negociación y presión, se ha visto, no solo frenado aludiendo a esa
cultura satisfacción inmediata a
la que hicimos alusión ayer, sino que se ha visto criminalizado por
defender los intereses de los trabajadores utilizando las más potentes armas de
las que disponen en contra del ataque con “armas de destrucción masivas” solo
al alcance de los poderes…Una desigual lucha en la que se criminalizar la
victoria de la onda, se criminaliza a los “David” y se victimizan a los “Goliat”…imaginad
que hubiesen sido los propios israelitas los que criminalizasen a David…¿sería estúpido
tomar esa determinación, a que si?.
Pues en ese punto estuvimos y quizás el grado de esfuerzo y compromiso
necesario para mantener el tipo de sindicalismo que algunas organizaciones
pregonamos es determinante para lograr éxitos duraderos, como también cuenta
con un hándicap negativo de que los logros pueden que no sean inmediatos.
Crear monstruos como los que crearon los grandes sindicatos hacen que
estos cada vez necesiten mas comida y acaben devorando a los suyos propios,
como está pasando…estructura grande…altamente costosa…¿financiación?..Mas
afiliados a costa, no de creer en el proyecto, si no de pagos en especie como único
acicate. A esto le unimos que eso no es suficiente se encuentran con la
necesaria financiación estatal…al final el enemigpo es el que da de comer al monstruo.
En la actualidad hemos visto como el enemigo ha cortado las vías de financiación
y el control clientelar de los grandes sindicatos, pero lo que es más grave,
antaño, el trabajador afiliado a esas organizaciones estaban comprometidos con
la misma asistiendo raudo y veloz a las llamadas a filas para la movilización…el
enemigo sabe que eso se acabo y que solo un puñado de románticos, atendiendo a
sus orígenes generacionales, lo harán.
Es definitiva, la eterna jaula de oro, los de afuera advirtiendo a de
adentro y los de adentro tachando de locos de atar a los foráneos…los de la
jaula disfrutando de toda clase de lujos y manjares….los de afuera luchando día
a día…los primeros dependiendo de otros para vivir…los segundos solo de ellos
mismos…
Resulta surrealista que incluso las generaciones más luchadoras hayan
permitido la involución sindical y hayan criticado la lucha obrera. Se
estigmatiza y encasilla al insurrecto, sin posibilidad de equilibro,…”ya eres
radical y tienes que actuar siempre como radical o de lo contrario es que te
has vuelto como los oficialista”…el discurso demagogo, el discurso
cortoplacista, el discurso carente de cualquier lógica inteligente favorable a
los trabajadores…eres o no eres,….ellos son los que ponen el calificativo y las
condiciones a cumplir para ser merecedores del galardón de “Puros”…¿tu te lo crees?....
Para definir el limite tenemos que apelar a varias cuestiones y sobre
todo a una, que matizaremos a continuación dado que los dogmas generalistas no
son más que grandes injusticias: “El fin justifica los medios”.
Los matices vienen cuando se pasa de matar moscas a cañonazos a la pura resignación….es
decir…el trabajador marca el objetivo, marca el fin….entre ambos están los
dirigentes sindicales que tienen que agotar todas las vías a su alcance para
lograr ese fin, todas, siembre de
menos mas…pero únicamente tienen que
resignarse si lo mandatan los trabajadores, solo cuando los trabajadores
marquen el fin, ni antes, ni durante, ni después….pero lo que diferencia a unos
de otros es que aun cuando los trabajadores empiezan a resignarse se es capaz
de seguir viendo resquicios de victorias o al menos se sigan buscando formulas
para las mismas.
La historia
nos hace aprender, al menos debería, para no caer en los mismos errores…las guerras
no se ganan en las batallas, se ganan ganando mas batallas que el adversario y
en muchas ocasiones o en la mayoría, también es determinante la diferencia entre
el numero de batallas ganadas o perdidas, pero sobre todo quien gana la batalla
más importante…Después de unos años de reflexiones y de hilar acontecimientos,
podemos decir sin temor a equivocarnos que en su momento nuestras batallas
triunfales nos ha hecho en la actualidad tener ganada la guerra…al menos de
momento..ya hablaremos de los ERE,s y de la estrategia planificada en nuestra
empresa…!!ojo!! esto no quiere decir que podamos vivir de los réditos.