miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA SEGUNDA LLAVE

Las apariencias, del palacio de cristal, la envidia y  la hipocresía son señas de identidad genérica de la sociedad actual.
No podemos negar que esos anti-valores están excesivamente arraigados en la sociedad y que existen demasiadas madres falsas como las del juicio de Salomón, esas que prefieren que se mate al niño antes de que viva con su verdadera madre. Se ataca de manera mezquina a esos que defienden nuestros derechos, sean políticos, sindicalistas, lideres vecinales o cualquier otro, sin pensar que las actuaciones de los golfos, son eso, actuaciones de los golfos y no se debe extrapolar a todo el colectivo y menos poniendo en entredicho los derechos que costaron tantos años conseguir, es más, hasta los puros que van de revolucionarios justifican su falta de operativa bajo el argumento de le faltan esos derechos cuyo uso critican a los demás.
Reiteramos que tenemos claro que los golfos no tienen que tener cabida en la sociedad, en el ámbito que sea, pero insistimos que los argumentos de un supuesto interés general no pueden ser los que se utilicen para coartar libertados, véase la ley Mordaza, que generar empleo no puede ser a costa de trabajar más por menos dinero, postulado que, por cierto, era el que defendía no hace muchos años ese patrón de la patronal española que actualmente está procesado por delitos muy graves.
La clase obrera tenemos que huir, a nuestro modo de ver, de los verdaderos enemigos, dentro y fuera de nuestra filas, son los mismos, los demagogos y fomentadores de las envidias, los que dicen una cosa y a continuación hacen lo mismo que critican, los falsos, en definitiva los que val de diablillos a la izquierda del hombro, con todo el trasfondo que conlleva ese adverbio de lugar.
En nuestra empresa tenemos casos de sindicalistas que amenazan incluso con denunciar que la empresa aplique medidas beneficiosas para los trabajadores, es decir, medidas recogidas en el convenio e incluso comenten la incongruencia de ni siquiera denunciar otros incumplimientos que si menoscaban los derechos de los trabajadores, todo ello bajo el paraguas de la justificación de la baja representatividad.

Todos entendéis de los que estamos hablando si atendemos a quien critica lo que firma, a quien critica lo que incluso se ha mejorado y a quien encima se permite el lujo de poner en entredicho a quien o quienes estamos para esa defensa, como dijo un revolucionario; “por sus actos les conoceréis”….ahí están, solo hace falta querer verlo…como un dibujo en tres dimensiones, un montón de puntos sin aparente sentido que empieza a tomas sentido cuando sabemos de que se trata o cuando necesitamos usar la imagen, por lo tanto si sabemos que es en realidad no podemos utilizar tanda demagogia y decir que solo son un puñado de puntos, aunque eso es lo que en un principio pueda parecer...COMO LA SEGUNDA LLAVE.....hay quien invierte en tenerla y hay quien se acuerda de ella solo cuando le hace falta...ambos maldecirán cuando no exista.