lunes, 25 de mayo de 2009

LA CALIDAD DE LO PÚBLICO

Son muchas las voces catastrofistas que auguran un mal final a nuestra empresa y quizás no les falte razón, sobre todo si se mantienen tipos de gestión como la que hemos tenido hasta ahora. Es difícil que podamos prestar un servicio, en calidad y cuantía, y que este no sea sufragado por los ofertantes, en este caso el Ayuntamiento.

Tomando como referencia lo que teníamos y echando una visual por la rendija de un tarot imaginario, podemos vislumbrar varias salidas con diferentes finales, pero todas, absolutamente todas tienen como denominador común una financiación permanente, si de verdad nacen con la perspectiva de perdurar en el tiempo.

Iniciar planes de viabilidad o estabilidad sin tener cerrada la financiación se antoja difícil ya que como hemos dicho, es lo único que le puede dar credibilidad al proyecto.

Desde ASC apostamos desde hace años por establecer un Contrato Programa con las Administraciones, por el que se garantice esa financiación a largo plazo y con ello iniciar la readaptación que permita la pervivencia de la empresa de manera permanente.

Se antoja del todo inútil que se pretenda tomar la salida de apretarse el cinturón o de sacrificio de los trabajadores cuando no existen garantías de futuro, ya que ello nos lleva irremediablemente a una lectura negativa.

Por otro lado, no entenderíamos a un Ayuntamiento progresista que pretenda prestar un servicio a costa de mantener condiciones de baja calidad en los empleos que contribuyen de manera directa al mantenimiento de esos servicios ya que eso supondría una explotación laboral enmascarada en un supuesto interés en la viabilidad de lo público ¿os imagináis un medico operando durante 10 horas al día seis días a la semana? Rentable sería, pero ¿Cuántos quedarían en el quirófano?.

Dejamos claro con este posicionamiento que nuestra idea de empresa pública es la que es, aun entendiendo la dificultad que tenemos de cara al futuro y encontramos multitud de condicionantes para dar salida a los asuntos si no es desde un marco de financiación estable, que por supuesto estamos en disposición de consensuar si logramos con ello conjugar todos los intereses en juego, sobre todo los interéses de los trabajadores.