Estamos en la semana en la que se conjugan las tácticas del miedo con las de las prisas. Todo es normal, desde que se den reuniones "orquestales en la oscuridad", que algunos de los asistentes a esas reuniones y sus secuaces se dediquen a vender "el día después", hasta que provoquen situaciones radicales para poder culpabilizar a los trabajadores.
Ante esto y conociendo los movimientos, no debemos entrar en la dinámica del derrotismo antes de la batalla y mucho menos antes de la negociación. Es cierto que una huelga en la semana de feria supone un desgaste económico y psicológico para los trabajadores y también es cierto que ese desgaste se extrapola a la otra parte en cuestión de imagen INTERNACIONAL, !ahí es nada!...sobre todo si tenemos en cuenta que los políticos viven de la imagen y en este caso se trata no solo la imagen del Ayuntamiento, si no del gobierno regional.
La valoración de las peticiones de los trabajadores, parece ser, no ha sido meditada por la otra parte, a tenor de que mantienen el pulso de manera irresponsable.No nos encontramos ante las tácticas de presión de un convenio, no nos encontramos con posiciones insalvables ni extremadamente alejadas, nos encontramos con una cabezoneria de los políticos.
- ¿Serán capaces de llevar a los ciudadanos de Sevilla a una huelga en su semana grande por compensar a una empresa privada de dios sabe que favores?
- ¿Y si los trabajadores estamos en disposición de ofrecer alternativas a la diferencia económica entre privatizar o no hacerlo?
- ¿Es posible que la petición de mantenimiento de poder adquisitivo que hacen de los trabajadores suponga un obstáculo?
- ¿Es posible que la necesidad futura de contratación indefinida que tiene la empresa y que cubre la totalidad de los trabajadores eventuales actuales sea el obstáculo?
- ¿entonces cual es el problema?