Ofrecer la posibilidad de que los trabajadores de las empresa se manifiesten en una encuesta anónima sobre como ven las medidas de igualdad entre hobre y mujeres en nuestra empresa nos parece acertado en incluso aconsejable, sobre todo teniendo en cuenta que nos deja la posibilidad de omitir los datos que entendamos oportunos. En la práctica viene bien que en ciertos entornos institucionales puedan entrever, de manera directa y sin censuras previas, que tipo de política pro igualdad se aplica en nuestra empresa, sobre todo desde que el actual gerente desembarco en la misma.
Tenemos que hacer una reflexión sobre la confección de dichas encuestas, sobre todo cuando en la negociación del convenio la empresa se pretendía eliminar clausulas referentes a la aplicación de ciertas políticas DE IGUALDAD, que deja de manifiesto la intencionalidad poco clara en relación a la igualdad entre hombres y mujeres. Como ejemplo podemos poner las negativas a conceder, en base a la ley de conciliación de la vida laboral y familiar, suspensiones de contratos a mujeres embarazadas, sobre todo la acción o más bien omisión de una presión adecuada a la mutua para que las mujeres accedan a este derecho. Esto es una muestra de la aplicación de una política de igualdad más cercana a lo que promulgan ciertos sectores eclesiásticos, lo que es bueno que se conozca en el órgano institucional que está realizando las encuestas.
ASC quiere invitaros a que las confeccionéis, evidentemente omitiendo los datos que creáis oportunos, y que esta herramienta pueda servir para poner más de manifiesto, si cabe, el talante "progresista, conciliador e igualitario" de nuestra actual gerencia, esperando que la misma cumpla escrupulosamente a la hora de enviar al organismo correspondiente todas las encuestas. Desde nuestro punto de vista sería más efectivo si las urnas fuesen opacas y recogidas directamente por el organismo que se encarga de tratar los datos de las mismas, aunque teniendo oportunidad de expresar claramente una opinión al respecto, nosotros particularmente correremos ese riesgo.
Cerramos invitando a la empresa a que, además de enviar este tipo de comunicación por correo a los trabajadores, utilice dicho conducto para comunicar cambios, avisos y demás cuestiones que son de interés de los trabajadores y sobre todo recupere la buena costumbre de enviar los mismos a los sindicatos, aunque seamos un incordio o molestia para la gerencia.