La controversia que se puede crear cuando se busca financiación, al objeto de que el transporte colectivo sea lo más barato posible y teniendo en cuenta que este tipo transporte es el más barato y ecológico, puede llegar a ser excesiva, sobre todo por interpretes políticos interesados.
Es cierto que si hablamos de cobrar por cobrar, sobre todo sin saber a dónde irá a parar el dinero recaudado, puede generar reticencias. Pero cuando se plantean propuestas que benefician a las personas con menor poder adquisitivo, que resulta más ecológica y que además se controla donde van a ir a parar los ingresos, se antoja difícil de entender según que criticas.
En el 68% de los casos, sin contar residentes, que se accede en vehículos privados al centro de la ciudad nos encontramos con usuarios de alto poder adquisitivo a los que resultara más complicado disuadir del uso del coche. Para evitar este tipo de usuario se beneficie solo por tener más dinero que el resto, se pueden plantear medidas de regulación de tiempos de estancia similares a las de la zona azul e incluso ralentizar los tiempos de acceso y salida al centro para el vehículo privado.
Esta tipología de usuarios seguramente sea desviado al uso del taxi, que es el tipo de transporte más dirigido a este grupo, lo que beneficiaria a su vez la delicada situación por la que atraviesa ese gremio.
Para el restante 32% solo se necesita convencerles fehacientemente que en bus se llega más rápido y más barato, entendiendo por barato no solo lo que se abona directamente por el usuario si no lo que el Ayuntamiento tiene que abonar para complementar el coste real del servicio.
Estamos convencidos que, como es habitual, los técnicos y políticos que están encargados de las gestión del transporte mantendrán sus posturas inamovibles sobre las propuestas que planteamos, por el mero hecho de venir de la representación sindical (hablamos de esto y de los que estaban), pero sobre todo porque estamos absolutamente convencidos que creen que son disparos a discreción sin ningún tipo de sentido...¿que pasaría si un Alcalde se molestara en comprobar que estas medidas ya llevan años implantadas en Europa con muy buenos resultados?...pues vamos a ver si algún siglo de estos nos encontramos con algún gestor lo suficientemente inteligente como para utilizar su capacidad en mejorar el transporte y no en llevárselo calentito, beneficiar a empresas afines o financiar este u otro partido...difícil dilema.
Aun no hemos escuchados voces críticas contra la financiación que la Junta de Andalucía hace de la línea 1 de metro; FINANCIA EL 70% DEL BILLETE, es decir, con dinero público financiamos los beneficios de empresa privadas, eso es muy, pero que muy solidario, progresista y justo, para que vamos a poner el grito en el cielo ¿no?.
¿Dónde está el problema? Mejoramos el servicio, aumentamos la velocidad comercial, financiamos el transporte público cobrando a los menos solidarios para abaratar el billete ¿Dónde?.. En toda Europa, a los transportistas se les cobra por el uso de ciertas vías a través de los llamados Tag o viñetas (Francia, Alemania, Bélgica y ahora Portugal), ¿Dónde está el problema? peaje autopistas (En toda Europa) ¿Dónde está el problema?, cobro por entrar en el centro de Londres ¿Dónde está el problema?, impuestos por estancia en hoteles turistas para financiar el transporte público (Francia) ¿Dónde está el problema?, canon a empresas privadas para financiar el servicio público (Francia, Alemania, Bélgica), etc. ¿Dónde está el problema? Todo esto está implantado en Europa, en Sevilla, el chauvinismo localista, hipócrita y envidioso lleva a un excesivo número de ciudadanos a criticar lo desconocido, un síntoma claro de falta de personalidad que a estas alturas resulta hasta cansino…!por cierto!...a los periodistas que leen este blog indicarles que no mezclen las cuestiones, noticias o peticiones, que a estas alturas no sabemos si lo hacen deliberadamente siguiendo instrucciones o es que verdaderamente no entienden lo que escribimos…lo que no quita que también pueda ser por nuestra incapacidad de saber transmitir correctamente lo que pensamos.