La mediocridad, galopante plaga que se expande sin remisión por
toda la sociedad sin que nadie, normalmente porque los que están en situación
de corregirlo están infectados sin retorno, ponga remedio.
En esta patología no importa el grado académico que tenga el
infectado, lamentablemente la formación de los últimos 20 años estaba diseñada
por mediocres temerosos de competencia, solo hay que tener en cuenta su
trayectoria personal.
Es habitual que estos mediocres tiendan a minusvalorar públicamente
las acciones que esos, cada vez menos numerosos, que podríamos denominar “normales”,
comparativamente hablando, en relación a ellos. Si ya nos vamos a los que son
verdaderamente brillantes nos encontramos con que a esos tienden a relegarlos u
ocultarlos lejos de la vista de la sociedad cual apestado del siglo XIV.
Los mediocres, cobardes por extensión, aplican la táctica de
magnificar todo lo que hacen, por mínimo que sea, y tienden a ocultar sus
carencias con tecnicismos y estadísticas enrevesadas que suelen confundir en un
primer momento a cualquiera que pretenda desenredar la madeja.
El antídoto para estos sujetos suele ser la paciencia y la
constancia, pero sobre todo la comparativa. Para desenmascarar a estos parásitos
solo tenemos que formar competidos “normales”, pero alejados de ellos, dado que
los mediocres tienen muy entrenadas sus cualidades, únicas por cierto, de encantadores
de serpientes con la demagogia como arma y la fraternidad como atuendo.
Seguro que a estas alturas del texto estaréis centrando vuestro
pensamiento en la cadena de mando de vuestra empresa, desde el directivo hasta el
supervisor, ciertamente una buena prueba de lo que decimos, pero nosotros
queremos ir más allá y que analicéis, vosotros los “normales” el entorno, no
solo laboral, si no social y políticos, especialmente a vuestro nivel más
cercano.
Estos son los deberes…pensar…como
practica no estaría mar contar con vuestras aportaciones o anécdotas que dejen
de manifiesto lo que exponemos…seguro que en ellas encontraremos algún mediocre
intentando salirse de la quema con frases hechas y acusaciones ajustadas a sus
cualidades.
Con esas aportaciones intentaremos hacer un documento
explicativo a modo de conclusiones impregnadas de la máxima objetividad
posible.