Hay muchas diferencias entre acometer la demanda con medidas
de ampliación y reforzar un servicio de la misma manera cuando la realidad lo
que se necesita es una reordenación…
No cabe duda de que tomar iniciativas sobre proyectos que
mejoren nuestra empresa es algo que siempre vamos a aplaudir. No podemos entender,
por otra parte, que las propuestas se realicen en determinados momentos “casuales”
cuando no ha existido ningún cambio respecto a años anteriores.
Durante la semana se ha conocido una serie de propuestas por
parte de diferentes interlocutores en las que
han confluido algunas de las circunstancias anteriores.
Si tiramos de hemeroteca, podemos visualizar de manera clara
que en las propuestas publicitadas están basadas en cuestiones que ya hemos
solicitado nosotros en tiempos y que no han sido tenidas en cuenta hasta ahora,
algo que en algún modo aplaudimos.
En la línea anterior os referimos a las ampliaciones de los
nocturnos, ampliaciones basadas en la demanda real, en experiencia de los
propios trabajadores de los nocturnos e incluso en propuestas en las distintas
comisiones, es decir, reestructurar sobre la solida base de la realidad en los
cambios de movilidad de los ciudadanos.
Ni que decir tiene que las ampliaciones tienen incidencias
en las condiciones de los trabajadores y por supuesto, independientemente de la
publicidad que se le dé al asunto por parte de la empresa, sería ilógico y
hasta cierto punto de género imbécil, que se planteasen medidas unilaterales e
impositivas provocando una reacción sindical que, como suele ser habitual con
las nuestras, incidan directamente en la balanza electoral, de ahí que tenemos
la seguridad que se trataran las condiciones laborales de los trabajadores sin ningún
tipo perjuicio para los mismos.
Por otra parte también ha salido a la palestra asuntos
relacionados con la movilidad en la Isla de la Cartuja en un sentido
ciertamente sorprendente en cuanto a los ponentes y en cuanto a las medidas.
Como ya hemos dicho y sin ánimo de ser o parecer agresivos o
insultantes contra ninguna organización, hay asuntos que se llevan planteando
desde hace tiempo, que se han planteado en términos exclusivamente técnicos en
el interno y que jamás se han mezclado con otros asuntos de índole político.
Sin entrar en valoraciones de corte político, tenemos que estar
de acuerdo en que la movilidad de la zona aludida es muy mejorable, de hecho
hemos planteado en muchas ocasiones la reestructuración del modelo de servicio
referido a las circulares, su regulación, recorridos transitorios y puntuales
de los refuerzo, etc., aunque estamos totalmente en desacuerdo (en esto nos
basamos en la experiencia de los conductores que es algo que todos compartirán con
total seguridad) de la ampliación del servicio o líneas que supongan el habitual
consentimiento a caprichos de tal o cual asociación, estamento u organización
que pretendan disponer de un servicio a la carta abonado con fondos públicos.
Tenemos que tener claro que todo eso confluye en determinadas
propuestas que rayan lo ilógico técnicamente hablando. La zona de referencia es
una zona que tiene unos horarios de afluencia muy definidos, es decir, una franja
horario que necesita ser acometida para dar cobertura a las necesidades. Esto
tiene una solución basada en refuerzos puntuales desde Santa Justa, C1, y desde
Virgen de Lujan, C2, algo que va mas allá del concepto mal entendido como BTR,
carro al que muchos se suben sin conocer claramente la diferencia entre
unidades alternas de transito rápido y el propio sistema BTR, teniendo en
cuenta que la afección del trafico a las líneas de la zona de referencia no es
significativa o directamente no afecta.
En definitiva, el replanteamiento del actual servicio es más
efectivo que el propio aumento del mismo, sin descartar puntualmente algún redimensionamiento.
No obstante y en alusión a focos puntuales de demanda, como pueden ser los apeaderos o el propio estadio olímpico, tenemos que ser pragmáticos ante el uso
que los mismos tienen, es decir, que analizando los usuarios que aportan los cercanías
queda claramente de manifiesto que se trataría de una medida política sin
efectividad a corto o largo plazo, algo similar a lo que ocurre en el estadio olímpico
si tenemos en cuenta, por ejemplo, el uso de la parada más cercana al mismo. Esto
no quita que en los actos puntuales se tenga establecido un servicio bien
organizado y estructurado que acometa la demanda que se produce, no como ahora,
que se actúa al salto de mata y que deja en evidencia la capacidad adaptativa
de la organización, algo que también es fruto de determinadas incapacidades
planificadoras endémicas y de incapacidades adaptativas en tiempo real por
parte de los responsables del servicio de operaciones.
Para finalizar y teniendo en cuenta que nuestro
posicionamiento no es ni mucho menos contrario a las modificaciones, tenemos
que dejar claro que el manido billete único, del que tampoco estamos en contra,
requiere de una estructuración financiera que tenga como consecuencia el cobro,
por parte de Tussam, de los viajes que se realicen en los sistemas que
explotamos nosotros. Ello requeriría, a nuestro modo de ver, la salida de Tussam del propio consorcio.
En ese hipotético panorama de unificación de billete, nos encontraríamos
con tres “operadores” y varias administraciones en liza. Esto requiere ineludiblemente
de hacer una suma del montante real de viajes multiutilizacion de los tres
operadores, dividir el mismo por usos o afección a cada modo y establecer la cuantía
económica en base a los viajes reales de cada operador, con esos porcentajes quedarían
establecidas las cuotas económicas de cada administración, convirtiéndose mutuamente,
las administraciones, en acreedores y deudores entre ellos sin que los
operadores soporten los posibles incumplimientos de las partes.
Esto viene al caso de lo que ha sucedido en Madrid, en el
que se canaliza todo a través del consorcio que es el que al final decide el
sistema de cuotas, sistemas que como está pasando en la EMT de esa ciudad, es
utilizado políticamente para golpear económicamente a las empresa gestionada
por políticos de corte diferente, de ahí que lo único que salvaría a los
operadores de la asfixia económica por intereses políticos sería que los entes públicos
de los que dependiesen fuesen los que abonasen directamente el coste del
servicio de manera independiente a que otra administración tenga que compensar demasías
o sobrantes.
Para ser pragmáticos…Tussam le cobra al Ayuntamiento…y que
el Ayuntamiento que se encargue de cobrarle a quien corresponda…esto tiene que
ser a través de partidas cerradas y diferenciadas…fácil, claro y concreto si no
existen otras intenciones, sin menoscabo de otras alternativas que a día de hoy
desconozcamos.
Con esta explicación creemos que queda salvada cualquier ambigüedad,
cualquier oscuridad o cualquier otra intencionalidad y por supuesto cualquier interpretación
negativa contra nadie, ya que lo que en definitiva queremos es que no entremos
en medio de intereses políticos que históricamente han sido los causantes de
los males económicos y laborales de Tussam, de ahí que entendamos determinadas
propuestas como más cercano a esas intenciones que a la adecuación técnica del
servicio a la demanda real.