lunes, 14 de febrero de 2011

CARTA DE UN IRREVERENTE CUALQUIERA...


Hola me llamo ……………, soy un máximo responsable de una organización que se dedica a defender los intereses sociales, económicos y laborales de un grupo de personas que prestan sus servicios en una empresa pública llamada  “X”.
Como cualquier empresa pública, su futuro está en manos de decisiones políticas que, generalmente, no se basan en criterios económicos o tienen su raíz en la prestación del servicio para el que fueron creadas. Hasta aquí nada que decir, siempre y cuando los dirigentes políticos asuman el coste de sus decisiones.
¿Qué pasaría si esos dirigentes no asumiesen los costes de sus decisiones? En primer lugar, yo como máximo responsable en defender los derechos de los trabajadores de esa empresa, tendría que intentar frenar una sangría que pondría en jaque la pervivencia d la empresa. Por este tipo de acciones soy tachado de IRREVERENTE.
Pero ¿Qué pasaría si además se pidiese a los trabajadores que asumiesen con su salario las consecuencias económicas de dichas decisiones? Pues, de momento, que las acciones que plantearía serian igual de radicales y directas que la que plantean los políticos….de nuevo vuelvo a ser IRREVERENTE y me niego a ello.
IRREVERENTE, soy irreverente, y sería tres veces irreverente si fuese necesario…lamentablemente esa es una postura que no vende, la rebeldía esta pasada de moda, se lleva el “dame pan y dime tonto”….y a eso se prestan algunos de los que tienen una cuota de responsabilidad  en la defensa social, económica y laboral.
Soy IRREVERENTE, que le vamos a hacer….pero la irreverencia, como la flor del cactus, florece y dura una noche, esa noche es la que hay que aprovechar para disfrutar de la floración, después…después solo queda vivir del recuerdo de esos días en que florecieron…la noche de la floración se acerca, en mayo, como todas las flores…¿quieres ser irreverente y tener la posibilidad de volver a serlo en el futuro?….!ven!....noche de ronda..

Un irreverente convencido y no arrepentido..