lunes, 20 de septiembre de 2010

CAINISMO&CINISMO

Los tiempos que corren no son buenos para la defensa de derechos adquiridos, sobre todo para los adquiridos en años de lucha de la clase obrera.  En estos tiempos en los que estamos cobrando el fruto de la dejadez y servilismo  durante mas de dos décadas de los llamados sindicatos mayoritarios.
Mientras que los dirigentes de estos sindicatos se dedicaban a amansar a las fieras obreras al objeto de tenerlas bajo su control y que no tuviesen que esforzarse en nada, han llegado a convertido a una inmensa mayoría de trabajadores en autómatas confiados en que los sindicatos amigos les sacarían las castañas del fuego sin mover un dedo.A su vez, la implantación de la imagen del sindicalista liberado que hace lo que le da la gana sin dar palo al agua, ha supuesto la mejor arma para que la clase política y la patronal la utilice como ariete para derribar derechos que la inmensa mayoría de los actuales trabajadores activos desconocen de donde, como y porque han sido conseguidos.
A modo de ejemplo podemos hacer mención de lo que han hecho con los funcionarios, vendiendo de manera negativa su imagen o esa imagen añeja y desubicada que todos en algún momento hemos tenido del funcionario de ventanilla desagradable y prepotente, sin tener en cuenta que también son funcionarios los médicos, los policías, los maestros y un sin fin de  trabajadores que están totalmente alejados de ese prototipo que nos han querido vender.
En este orden de cosas encontramos a los típicos liberados (en su gran mayoría de los sindicatos mayoritarios) que se dedican a leer la prensa y a actividades ajenas a su cometido, ejemplo que ya tuvimos en Tussam en una época no muy lejana que trajo como consecuencia la perdida de uno de esos sindicatos de la reiterada mayoría histórica  y al otro su desaparición d la escena sindical, casualmente en la actualidad el prototipo del sindicalista de Tussam poco tiene que ver con el típico acomodado, liberado y , porque no decirlo, flojo de toda la vida que se dedicaba a pasillear y  leer la prensa sin ningún tipo de obligación, y podemos tener la satisfacción (a pesar de la critica de uno de los mayoritarios sin representación) que en la actualidad los sindicalistas de Tussam cumplen con creces sus obligaciones.
No hay que dejar pasar el alto indice de cainismo y envidia que existe en la sociedad actual, esa que entra de lleno en el debate interesado, manipulado y dirigido, de los medios de comunicación al servicio de amo y que criminaliza a los que representan un obstáculo para que puedan campar a sus anchas. El debate del ahorro, del crecimiento, de la productividad que supondría que esos "liberados" volviesen a sus tareas laborales en vez de dedicarse a "defender a los trabajadores" (para eso ya están los empresarios que lo hacen de cine, a que sí) entra de lleno y de manera negativa en la mente del muchos obreros cuando se toca la fibra de la envidia como mecanismo para que estos den la espalda a sus representantes.
Estamos viviendo tiempos en los que nos situamos  en ese punto de inflexión del cambio, para bien o para mal. Para bien si la sociedad se mentaliza de la caducidad del sistema capitalista actual y se aleja de sindicalismos acomodados o de servicios y se acercan a las alternativas sindicales independientes o alternativas como golpe en la mesa a los sindicatos mayoritarios y a la clase política actual. Para mal, si la clase trabajadora se deja manipular por "don dinero" y se deja llevar por la situación  manteniendo el actual sistema de representación.
A pesar de criticas por parte de algunos de esos sindicatos a los que hacemos referencia, nos acercamos al sindicalismo 2.0, que a diferencia del modelo que pregonan los sindicatos mayoritarios de sindicalismo rancio en las comunicaciones a los obreros y alejados lo mas posible de las barricadas, sindicalismo del cacareo, del servilismo, el sindicalismo 2.0 toma como referencia la posibilidad de llegar mas fácilmente y de una manera mas efectiva a un mayor numero de trabajadores, conjugado con una firmeza en las acciones y en las ideas, un sindicalismo que confronta directamente con el pancismo histórico y continuado  que promueven los "reyes sin trono", en una muestra mas de que solo se vuelven revolucionarios y reivindicativos cuando beben agua después de la media noche o les de la luz, aunque no descubrimos con ello nada nuevo.