domingo, 21 de junio de 2009

APOLOGIA DE LA VIOLENCIA

Apología de la violencia; Esto es lo que podríamos deducir de una sentencia en la que los fundamentos jurídicos reconocen la inocencia en todos sus puntos, no se puede demostrar nada de las acusaciones, pero que condenan "por decreto", al igual que los medios de comunicación en los numerosos sumarísimos realizados contra los trabajadores. Castigamos a toda la clase hasta que salga el culpable, y si no lo hay metemos en la cárcel a un cabeza de turco y así se da un escarmiento.

Apología de la violencia; Deduciríamos de sentencias que condenan olvidando la presunción de inocencia, olvidando que se han demostrado falsas las acusaciones de la empresa, y además reconociéndolo todo sin ningún tipo de rubor.

Apología de la violencia; Que se acuse de mala fe contractual por informar a los trabajadores, reconociendo que había más personas haciéndolo y además reconociendo que solo sanciona a algunos por que encima tiene sentimientos.

Apología de la violencia, si, lo decimos porque seguramente en próximas fechas nos encontremos con más de lo mismo y seguramente muchos, o la mayoría de los trabajadores piensen que si de todas formas van a machacarnos, que lo hagan con razón.

Nosotros no pretendemos incitar o alentar estas conductas, es más, nuestra idea es que no se vuelvan a dar situaciones tan lamentables y luctuosas como la que han provocado estos desalmados. Pero también y visto lo visto, seguramente tendremos mas represión en un futuro próximo y es más probable que muchos trabajadores, visto lo visto, y viendo peligrar su actual situación económico laboral se líen la manta a la cabeza y nos encontremos que las reacciones luctuosas no las lleven a cabo contra ellos mismos, si no que por el contrario y viendo que al final les acusaran sin razón ni motivo, las realicen contra los instigadores, cómplices, ejecutores o cualquiera de la cadena "ejecutiva".

Tenemos que tener en cuenta que el derecho laboral tiene, al menos en teoría, muy en cuenta el principio de proporcionalidad en el sacrificio, podemos encontrarnos que la desproporción entre la muerte de un trabajador (acusado en falso) y la rotura de unos miserables cristales, o el castigo de seis meses de suspensión de empleo y sueldo a los representantes de ASC por comunicar dicha muerte y que los trabajadores sienten el dolor de esa muerte y no puedan trabajar, No nos cabe duda que el debito de los responsables hacia los trabajadores es más que sustancial, pero a pesar de todo nos encontramos con fallos judiciales que no buscan justicia, proporcionalidad o cualquier tipo de equidad en las situaciones, simplemente se deduce de ello….ESCARMIENTO.

El escarmiento indiscriminado y por sistema, utilizando el castigo como principal ariete, no está contemplado en los estados de derechos que se precien y sí los elementos correctores. La ausencia de estos últimos solo genera una espiral violenta que es difícil de parar.

Como colofón a este artículo y con el mero ánimo de reprobar estos tipos de actuaciones ponemos como referencia un ejemplo de desenlace que se da en la naturaleza y que nos lo ha apuntado un ganadero conocedor de estos animales; Cuando un toro de lidia se siente acosado, procura evitar el acoso y huir, en todo caso defenderse para poder hacer esto último. Pero cuando es acorralado, ya no huye, ya no se defiende, en esa situación lo que suele hacer es atacar con toda la fuerza, virulencia, rabia e inmisericordia que pueda existir, sin miramientos y sin pensar si lo que hace esta bien o mal, simplemente se trata de instinto de supervivencia. Seguramente ese animal, tras finalizar su ataque, tendrá que ser abatido a tiros por cualquier instituto "armado", lo lamentable es que seguramente los acosadores hayan sido víctimas cuando algunos, probablemente, se creían verdugos y que para ellos también será tarde.

Llevar las cuestiones hasta puntos de no retorno solamente produce reacciones anómalas, a pesar de todo, utilizando la paciencia y una credibilidad absoluta sobre que al final será la justicia la que triunfe, nos mantenemos imperturbables en nuestra posición de firmes, esperando y deseando que a nadie se le vaya la pinza.